martes, 1 de mayo de 2018

¿Qué quiero cambiar en el aula?

En esta nueva entrada comparto una infografía sobre el tema "¿qué quiero cambiar en el aula?" La propuesta era hacer un listado de 3 aspectos que quiero cambiar, 2 obstáculos que me encuentro y 1 aspecto positivo de mi día a día en el aula. 

3 cosas que cambiaría:

Infografía realizada con genial.ly
  • La evaluación: me gustaría que fuera más simplificada y efectiva, no tener que andar con un montón de hojas de registro y rúbricas para arriba y para abajo. En clase, o estoy pendiente de los alumnos y sus necesidades, o relleno registros. Por eso sería necesario disponer de herramientas más sencillas y prácticas. Por otro lado, tenemos la implementación de nuevas metodologías, como el aprendizaje basado en proyectos o la gamificación. Aplicaciones como Plickers, Quizziz o Kahoot, permiten una valoración rápida y eficaz de algunos contenidos del aula y son frecuentes en mis clases. Sin embargo, encuentro que en el aprendizaje basado en proyectos, la evaluación me resulta un aspecto verdaderamente complejo y que los docentes debemos diseñar de manera meticulosa. 
  • Los libros de texto: pueden ser un buen apoyo para el profesor (con los contenidos ya programados y secuenciados, actividades planteadas, y sobre todo si nos toca sustituir a un compañero de otro nivel, por ejemplo).  Pero también pueden suponer un verdadero lastre que nos frena a la hora de realizar otro tipo de actividades más prácticas porque, como todos sentimos en algún momento, los padres han pagado un dinero por los libros y no pueden ir medio vacíos. En el caso de mi centro, procuramos seleccionar bien qué cosas hacemos con el libro, y dejamos algunas sin hacer porque las trabajamos de manera manipulativa, con trabajos en equipo, etc. Aún así, la presión por tener un cierto porcentaje del libro completado por los niños está ahí. Quizá podríamos tener los libros los profesores, como material de apoyo, y que los niños trabajasen con fotocopias de páginas seleccionadas o con el libro digital.
  • La educación emocional: cuando leo artículos y opiniones de otros profesionales, o hablo con mis compañeros, todos parecemos coincidir en que una buena educación emocional es esencial para el correcto desarrollo del niño, y que si este aspecto está bien cuidado y en equilibrio favorece también el desarrollo académico y las relaciones sociales. Por lo tanto, me parece necesario el trabajar las emociones de manera más explícita, con una programación y secuenciación de contenidos y actividades para poder llevar al aula, y una cierta flexibilidad que permita usar esos recursos en función de las situaciones que se dan en nuestras clases (puede que nos toque trabajar la sorpresa, pero si un niño nos dice que su abuelito ha muerto, aprovechamos y trabajamos la tristeza y el duelo). A día de hoy, en clase las emociones las trabajamos a modo de tutoría... si no "toca" dedicar la sesión a alguna fecha señalada, coeducación, o preparar alguna actividad de nivel/centro. También intento reservar 2 ó 3 días a la semana para realizar algún ejercicio breve de mindfulness. Estas prácticas me parecen escasas; me gustaría poder dedicar a la educación emocional, aunque solo fuesen 10 ó 15 minutos, pero que fuese todos los días. 

2 obstáculos que encuentro:


  • El tiempo: son muchas las cosas a trabajar, y la mitad de las veces el reloj y el calendario se nos echan encima. Si tienes la suerte de ser tutor y tener un buen número de horas lectivas con tu grupo, la dificultad se reduce un poco porque coges minutillos de aquí o de allá para completar tareas de otras áreas, acabar ese trabajo en equipo y que los niños puedan hacer su propia autoevaluación o, como mencionaba antes, dedicarlos a la educación emocional, resolución de problemas y otros contenidos transversales. Sin embargo, hay veces que no es así, tienes clase con otro grupo con el que no pasas tantas horas, o has perdido algún día porque hubo puente... y con horarios cerrados y estrictos a veces cuesta llegar a esos objetivos/tareas que nos habíamos marcado. 
  • La burocracia: programación general, programación didáctica, programación de aula, plan lector, relación de actividades extraescolares, memorias varias, rúbricas, registros, plantillas... A veces nos come el papeleo. Dedicamos una generosa porción de tiempo a preparar documentos que en ocasiones son muy parecidos. Sería mejor reducir el número de documentos que debemos preparar para la Administración, y así poder invertir ese tiempo en formación y/o en realizar los cambios oportunos en aspectos como los que ya he descrito: diseño de proyectos de aprendizaje, revisión y modificación de las herramientas de evaluación, programación de actividades de educación emocional..., y, en general, cualquier aspecto que incida directa y positivamente en el día a día del aula.

1 aspecto positivo:

  • La relación con mis alumnos: en cada promoción, los niños son diferentes, la relación que algunos mantienen de cursos anteriores, etc. En cualquier caso, es esencial crear un buen clima de aula, que favorecerá las relaciones entre los alumnos, así como el trabajo diario de clase y el aprendizaje de los niños. Procuro entrar en clase con una sonrisa y un saludo alegre, escucharles siempre que me cuentan alguna cosa, realizar actividades de cohesión de grupo, actividades de trabajo en equipo, resolver los problemas juntos y participar en sus juegos siempre que me incluyen. Recientemente empecé a utilizar en clase la herramienta ClassDojo y he observado un aumento de conductas positivas en clase: alumnos que se ayudan, se prestan material, se enseñan juegos unos a otros... y sobre todo, que observan esos buenos comportamientos en los demás. Con todos estos recursos y con lo cariñosos que son, no puedo estar más feliz y agradecida. 

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